domingo, 16 de enero de 2011

OTRO PREMIO PARA JAVIER MARÍAS


Supongo que Javier Marías no necesita que le den premios porque disfruta del verdadero reconocimiento, el que le damos sus innumerables lectores en medio mundo. No obstante, me imagino que estará contento por la concesión del prestigioso premio de las destilerías italianas Nonino.
Los que formamos parte de la enorme comunidad lectora del autor de ‘Corazón tan blanco’ y hemos disfrutado tanto con la aventura reflexiva del vengativo –cuando le quieren robar a su chica- lector de rostros Jacobo Deza, debemos igualmente sentirnos premiados porque nuestro gusto literario coincida con el de un jurado que ha estado presidido en esta edición nada menos que por el Nobel Naipaul. Sinceramente, ¡enhorabuena!

martes, 11 de enero de 2011

VICTOR ERICE, MAESTRO CINEASTA

Como tantos (1.216.000 espectadores), este pasado sábado he tenido la oportunidad de ver de nuevo “EL SUR” en TVE-1. Se ha escrito tanto y tan bueno sobre esta obra maestra (a pesar de estar inacabada) que lo que yo pueda decir a estas alturas es totalmente irrelevante. Solo expresar que me ha vuelto a emocionar y que he disfrutado muchísimo viéndola.
Añadiré no obstante unas preguntas que llevo mucho tiempo haciéndome: ¿cómo es posible que este artista no haga más películas? ¿Cómo un país –sus productores, las televisiones, las instituciones culturales- puede condenar a la inactividad laboral a semejante cineasta? ¿Estamos tan sobrados de talento como para prescindir de sus historias, de su mirada? No lo entiendo. Este director sí que debería estar subvencionado de por vida para que nos regalara de vez en cuando joyas como “EL SUR”.
Al leer el guión de “LA PROMESA DE SHANGHAI” (adaptación de la novela de Marsé “El Embrujo de Shanghai”) publicado por Areté en 2.001, uno intuye la extraordinaria película que un artista como Erice pudo haber hecho si no se hubiera frustrado la producción poco antes de su inicio. Hubiera sido su cuarto largometraje. ¡Cuánto talento desperdiciado!
Ver la entrevista con Erice en la
página de 'Versión española'

sábado, 8 de enero de 2011

HAY QUE CELEBRARLO: CANAL+ PRODUCE



Ya era hora que Canal+ apoyara la realización de series de producción propia después de veinte años en el mercado español de televisión. ¡Mira que les ha costado! La cadena de pago está promocionando estos días la emisión de CREMATORIO y hace poco ha emitido ¿Qué fue de Jorge Sanz?, la serie dirigida por David Trueba.
Al principio de las privadas, hace dos décadas, algunos pensamos que la emisora transplantada por PRISA a España desde Francia tenía toda la pinta de convertirse en una especie de HBO para España, Portugal y el vasto mercado audiovisual latinoamericano de series, mini-series y películas para tv (no hablo de adquisición de derechos de antena de películas, ese es otro territorio). Ingenuamente creímos que la modernidad había llegado de verdad al ámbito de la producción de este tipo de formatos, y que podríamos contar por fin con el apoyo de una empresa fuerte que daría cabida a algunas de las propuestas que los productores/guionistas independientes habíamos venido desarrollando y teníamos guardadas como tesoros en el cajón del escritorio. Pero no, nada más lejos: el canal, de hecho, ha sido durante este largo período de tiempo la mayor ventana exhibidora de televisión (y cine) estadounidense que nunca alguien haya podido imaginar. Ahí están Cosmopolitan, Fox, Fox Crime, TNT, Hollywood, TCM, TCM Clásico, Calle 13, AXN, Syfy, Disney Channel, Nick, Cartoon Network, National Geographic, Discovery, BIO channel, etc., por no mencionar la taquilla o los canales deportivos, casi todos ellos también plagados abrumadoramente de contenido ‘made in USA’.  ¿Dónde queda el cine francés, el italiano, o el producido en Reino Unido? En fin, ¿dónde queda la producción audiovisual europea?
Uno, que ya tiene una edad, recuerda que, no obstante la aplastante realidad de un operador con una parrilla de canales parecida a la señalada, la total ausencia de precedentes, y el espíritu refractario a las propuestas digamos ‘domésticas’,  cometió la osadía de presentarles una miniserie allá por año 2.000. El proyecto era tan bueno, tan bueno, pensé entonces, que era imposible que lo rechazasen. Y así fue, el proyecto era tan bueno que les gustó… Hasta que muy pronto, al tercer o cuarto encuentro, en vez de reunirnos para hablar de creatividad, talento, visión, tono, argumentos, tramas, tratamientos, guiones, personajes, actores, directores, localizaciones, presupuestos, en vez de eso, sentaron a la mesa a un abogado de la casa, y el asunto se pudrió inmediatamente. (El hecho era insólito para mí: había producido para entonces tres series importantes para TVE y nunca, jamás, en ninguna reunión había aparecido un abogado para hablar de asuntos de producción, aunque luego, naturalmente, el gabinete jurídico del ente público ponía negro sobre blanco lo que los productores de ambas partes habíamos acordado, dentro, claro está, de los estándares y fórmulas habituales de los contratos del sector audiovisual). El cuadro con los de Canal+ de entonces fue de locos: a los responsables creativos les encantaba la historia y cómo yo la tenía planteada (invertí muchos recursos, y se notaba: disponía de un tratamiento de guión muy potente, escrito con precisión y bien estructurado, apoyado en un cuaderno con fotos, ilustraciones, textos y mapas de la época de la acción, tan visual como para imaginarse determinadas secuencias); tanto les gustaba que estaban dispuestos a buscar alianzas financieras con medio mundo para llevarla a cabo con los medios que la magnitud del proyecto requería, pero para mi sorpresa, cada vez que aquel necio de abogado abría la boca, ellos se plegaban como corderos atemorizados a las exigencias y caprichos contractuales –a mi juicio extravagantes y carentes de fundamento-, del (i)letrado que, dicho con la  suavidad que da la distancia, era un gañán arrogante y no tenía la menor idea del maravilloso oficio de producir historias. No sé, la verdad es que nunca llegué a comprender qué estrategia de poder se cocía entre ellos, ni que aquella esquizofrenia empresarial entre la parte que quería y la parte que boicoteaba se cargara un proyecto tan bonito. Fue una pena. Yo, naturalmente, me fui con mi proyecto buenísimo a otra parte, es decir, a otra tele (donde, por razones bien distintas, tampoco cuajó). Pero esa es otra historia…  
Lo importante hoy es celebrar que los de Canal+ de ahora hayan apostado por las series de producción española: primero con ¿Qué fue de Jorge Sanz? (no he podido verla, no tengo opinión), y dentro de nada –he leído que en marzo- con CREMATORIO. Es desde luego una muy buena noticia. El texto de Chirbes –monólogo interior- es extraordinario, de lo mejor que yo haya podido leer en los últimos cinco años; la temática –sobre todo especulación urbanística y corrupción, pero también familia, sexo, muerte, el pasado y sus facturas, cómo entienden el mundo y la vida algunos tipos despreciables-, no puede ser más actual en un país como el nuestro, arrasado por el ladrillo; la historia es brillante, de una solidez contundente. ¡Qué personajes! En fin, una gran novela que se merece la mejor adaptación. Espero y deseo que los responsables de realizarla para la tele lo hayan conseguido. Estoy desando verla. Y además estoy convencido de que mi amigo Pepe Sancho estará inconmensurable.