domingo, 26 de diciembre de 2010

ALQUIBLA II: LA CRÍTICA DIJO...



Los críticos de la cosa catódica de la época publicaron, en general, textos elogiosos sobre la serie. Alguno de ellos -Eduardo Haro Tecglem-, escribió algo más que elogios. A continuación, una muestra:



Carlos Boyero escribía el 13 de enero de 1.993 en El Mundo, dentro de su columna EL VOYEUR, un artículo titulado Preciosas “tonterías”, que decía:
Destinan el exótico Alquibla a la dulce hora de los ronquidos en el sofá de ‘eskai’ o del reparador duermevela en el sillón de cuero inglés (en la siesta y en los ronquidos también existe la reveladora división de clases).  Mientras el pueblo llano se afirma en la convicción de que cualquier tiempo pasado fue mejor (Tele 5 y Antena 3 se hacen la competencia con las sofisticadas y perdurables comedias Una chica casi decente y Cinco almohadas para una noche) o se emociona y se identifica con el universo de irreprimibles pasiones que describe la impagable Abigail, los intelectuales se corren de gusto admirando la apasionante aventura existencial de Juan Goytisolo en las incontaminadas y desconocidas culturas africanas. Resulta insólito el espíritu democrático de la televisión estatal con los gustos de los consumidores y su respeto por la “inmensa minoría” de La 2. Imagino que los cultivados seguidores de Alquibla no superábamos el millar, pero entre cabezada y cabezada nos solidarizábamos con los afanes del inquieto Goytisolo por demostrarnos que la vida está en otra parte. (…)


Javier Maqua, en su sección MOMENTOS ESTELARES DE LA TELEVISÓN de El Mundo del 17 de enero de 1.993, publicaba lo siguiente:
Alquibla. Bellísimas imágenes de Sudán, Malí… en el Alquibla de Goytisolo. Y bellísima la voz en off escrita por él que se extendía a lo largo de las estampas (que nada tenían que envidiar a las de National Geographic). Hay que ver la faena horaria que le han hecho al Goyti. Alquibla, es verdad, es el  más fresco pozo del oasis de La 2 en el desierto de la pública, como dice el cínico mandamás de ese Ramón que lleva por apellido la parte de la anatomía donde la espalda pierde su honesto nombre.
            
El Abc del 12 de enero de 1.993 publicaba un artículo de Luis Apostua titulado El peso del Corán:
El programa es una maravilla pero no es televisivo. Una enorme riqueza cultural y literaria servida por imágenes de perfección viscontiniana; pero, lo queramos o no, la televisión popular no es eso. Si vamos a pedir audiencias masivas, renunciemos a escritores como Goytisolo y a programas como éste. No obstante, el programa tiene dos puntos políticos o históricos que son muy de considerar. En primer lugar, recordemos que nosotros los españoles hemos sido árabes e islámicos por un espacio de ocho siglos, hasta hace ahora quinientos años. De forma que Mahoma, el islam y el Corán forman parte de nuestra cultura igual que Julio César o Recesvinto.
El segundo punto tiene más impacto: veamos las enormes masas que rezan en las mezquitas de El Cairo; tengamos en cuenta que Egipto es un país avanzado y moderado en su proceso de occidentalización laica. A pesar de ello, el peso coránico es total. Ese es el depósito de reserva de la potencia política del fundamentalismo islámico que hace estragos en Irán, Argelia, Líbano y Palestina; más cerca de nosotros, amenaza a Marruecos y Túnez y constituye el núcleo duro del terrorismo mediterráneo. Aunque el programa representa al islam como una especie de bálsamo, esa idea –vista desde mi ignorancia occidental- no es exacta. La explosión de ese mundo sólo tiene una víctima próxima: nosotros.
23 de enero de 1.993: Eduardo Haro Tecglen  escribió en su columna VISTO/OÍDO de El País un texto titulado Los árabes.
Alquibla es una de las raras obras de arte de la televisión: tuvo problemas –anunciada como inminente, desapareció: vuelve en un momento insólito del día, y tragada de dos en dos capítulos- y Juan Goytisolo, su creador, se queja de que hay maniobras comerciales y de contraprogramación. Creo que hay otras razones: lo árabe cae mal. La intención de Goytisolo es, precisamente, mostrar el valor de civilización del islam y nuestra parte de integración en él. Muchos no quieren: menos desde que nos integramos en un imperio protector y poderoso, del que forma parte el hebraísmo, al que también debemos tanto. Lejos de mí atribuirlo a Ramón Colom, sino a un ambiente creado. Leo a Luis Apostua (Abc) que “aunque el programa representa al islamismo como una especie de bálsamo, esa idea –vista desde mi ignorancia occidental- no es exacta. La explosión de ese mundo sólo tiene una víctima próxima: nosotros”. ¡Qué razón tiene! Es precisamente esa ignorancia la que nos hace sentirnos víctimas. Ignorancia y miedo causan todas las guerras, los odios, los asesinatos. De momento, desde hace siglos y hasta la guerra de hoy o mañana en Iraq –Bush no espera más-, pasando por los golpes antiislámicos esporádicos de la invasión de Somalia y llegando a las pateras, a los apaleamientos de marroquíes y personas de color parecido en las calles de nuestras ciudades, son ellos nuestras víctimas.

Dejando a Boabdil y Lepanto aparte, y Monte Arruit para leerlo en los libros de Sender, de Arturo Barea y de algún otro ácrata, la opinión pública aquí es contraria al árabe: hasta la izquierda, por la guardia de Franco y los regulares en la guerra civil. Creo que la magnífica obra que es Alquibla está sufriendo, sobre todo, de contraopinión. Precisamente su trabajo es el contrario: hacernos sentir esa civilización que fue tolerante, lírica, sensual, pródiga y creó una parte maravillosa de España. No está en la línea, en el juego político: en el bourrage de crane. Somos, una vez más, terreno fronterizo: y nos mandan creer que ellos están ahí para destrozarnos a nosotros ( a esos “nosotros”: otros). Que no salgan del hambre, de la miseria, de la sumisión. Que se queden muriendo de frío en los altos del Golán o de hambre en las calles de Bagdad, fusilados en Argelia, masacrados en la India.

Jorge Noriega, en su columna EL ESPECTADOR de El Mundo, escribía el 29 de enero de 1.993 un artículo titulado
Alquibla y otros animales:
Los reportajes de La 2 vuelven a centrarse en la rica y sorprendente existencia de los bichos exóticos. Después de ese breve paréntesis de Alquibla, la pantalla vuelve a llenarse, a esas horas de la sobremesa, de ballenas y ballenatos (…).
No nos cansaremos de nada de eso, pero sí echaremos de menos la serie escrita por Juan Goytisolo, que ha pasado tan fugazmente que ha sido visto y no visto. Por adaptarla al formato de ese tiempo de reportajes, que han decidido – vaya usted a saber por qué- que tiene que ser de una hora, pues nos han pasado los capítulos de Alquibla de dos en dos, como los saldos esos de ‘pague uno y llévese dos’. Y claro, a un ritmo de dos por día, se ha acabado enseguida. Y uno tiene siempre la impresión de que las cosas que se venden de saldo, en lote, son cosas a las que no se da mucho valor individualmente.
Y es una pena, porque, ¿qué culpa tenían los capítulos de Alquibla de durar solo media hora? Muchos lo considerarían una ventaja: un programa de media hora no llega a cansar y se hace más fácil de ver completo. Es más, por lo denso y apretado de los textos y por la riqueza y abundancia de imágenes, daba la impresión de que los autores de Alquibla podían haber hecho que los capítulos durasen más si hubieran querido, pero que habían preferido condensar los contenidos. De hecho, el texto de Goytisolo –sus interesantes explicaciones y descripciones y sus agudos comentarios sobre la historia del chiísmo, sobre los ibadíes, sobre la Turquía profunda, sobre el islam en lo que fue la Unión Soviética, sobre la música rai, o sobre la presencia española en África- sonaba demasiado concentrado, y también demasiado literario y erudito para la televisión, textos destinados a ser leídos más que escuchados, implacables, casi sin pausas y sin concesión alguna a las imágenes, que eran bellísimas y muy expresivas, pero que la mayoría de las veces iban al margen de las palabras, sin relación con ellas.
A la vista del buen trato relativo que le han dado, por ejemplo, a lo del National Geographic, a uno le queda la sospecha de que Alquibla ha sido menospreciada. ¿Por qué han tenido que programarla entre todos esos reportajes “ecológicos” llenos de cocodrilos, iguanas, mustélidos, pumas, puercoespines, etcétera? Cada cosa es cada cosa.

El Mundo publicaba el 21 de enero de 1.993 un artículo de Rafael Torres titulado Abl el-Krim, que reproduzco en su totalidad:
El PP, la formación política de Angel Matanzo, está decidido a privatizar La 2 cuando gane las elecciones y gobierne el país, de modo que ya hay una razón más para no votarle. Horroriza imaginar qué sería de La 2 en manos del capital privado, a dónde irían a parar sus poco rentables pero magníficos programas de divulgación informativos y culturales. Aterra pensar, ciertamente, que en una televisión al gusto del PP jamás se hubiera producido, y mucho menos emitido, la serie Alquibla II, que el martes se despidió de la audiencia con un extraordinario reportaje sobre Abd el-krim y la infausta Guerra de Marruecos.
Lo que Goytisolo contó sobre el caudillo rifeño, sobre la espeluznante aventura colonial en que nos embarcó la siniestra monarquía de Alfonso XIII, sobre el cáncer “africanista” que devino en todo una generación de carniceros salvapatrias, sobre los desastres de Annual y Monte Arruit, sobre los ricos que compraban su escaqueo militar y los pobres que eran conducidos al matadero, lo que Goytisolo contó sobre aquél episodio horrendo de nuestra historia reciente no se había visto ni escuchado nunca, así, en televisión, pero, lo que es más grave, tampoco está escrito con la tinta indeleble de la verdad en los textos escolares.
Alquibla II ha versado sobre el mundo árabe, sobre los muchos, curiosos, inquietantes e ignorados mundos árabes que nos son más familiares y próximos, por cierto, que los mundos anglosajones, los cuales, sin embargo, conocemos al dedillo. Raro es el suceso relacionado con el Magreb o con el viejo Imperio Otomano (contemporáneo y rival del nuestro) que no conecte con la Historia de España, construida a su vez (Al Andalus) con abundantes y ricos materiales de Oriente, y Alquibla II ha venido a dar cuenta de eso con valentía, veracidad y elegancia, y, desde luego, con una muy estimable calidad literaria, histórica y visual.
Cuando el partido de Matanzo acceda al poder, que el Altísimo no lo quiera, privatizará La 2, que ya nunca se ocupará de la Antártida,, de los volcanes, de los insectos, de las cifras, de las letras, de la new age o de las estirpes gitanas. Tampoco se referirá nunca a Ab el-Krim, y si lo hace, el patriota marroquí versado en leyes y en sueños libertarios volverá a ser el desalmado jefecillo de las “cábilas rebeldes” que se oponían, por puro salvajismo y maldad, a nuestra misión civilizadora.
Cuando el PP gane, privatizará La 2, y donde había historia, divulgación, inteligencia, entretenimiento y saber habrá, qué duda cabe, una turba de criaturas en tanga y un concurso.

Celia, en Bagdad es el titulo de un artículo de Agustín Cerezales publicado en Abc el 11 de febrero de 1.993 que reproduzco en parte:
Es curioso lo sucedido con la serie escrita por Goytisolo sobre el islam. Pocos han podido verla, pero muchos la desean. Nace con Alquibla una nueva militancia, precisamente por reacción al escamoteo sufrido: empiezan a circular, a multiplicarse los videos grabados en casa, y con ello se crea una red de telefonazos, citas, complicidades…
El medio es el mensaje; la frase feliz de Mac Luhan, que inicialmente tenía un sentido de denuncia, acabó sirviéndoles a algunos de excusa. Pero puede, debe invertirse: el mensaje es el medio. Y lo demuestra la televisión, que cuando difunde contenidos dignos se metamorfosea, de monstruo degradador, en formidable agente pedagógico.
Lo demuestra Alquibla, y lo demuestra Celia, otra serie española de categoría internacional. También mal colocada, por cierto, en la rejilla de programación (…)
Alquibla tiende puentes entre dos culturas que otros procuran enemistar. Celia, entre dos mundos que no están menos necesitados de un nuevo pacto. Nos lo merecíamos. Y queremos más.

sábado, 25 de diciembre de 2010

ALQUIBLA: RECORTES DE LA ÉPOCA


                                                                                                                                                       Hoy repaso algunas noticias que publicó la prensa de entonces (1991-1993) sobre ALQUIBLA II.

Sobre el rodaje, poca cosa, solo esta página de El Mundo.



Como acreditan los recortes que reproduzco más abajo, la emisión de la serie se anunció varias veces. Luego, el asunto se frustraba. ¿Por qué? Por la absoluta indolencia de los programadores de La 2 de entonces –descomunales ignorantes de muchas cosas pero, lo más grave, desconocedores de lo que sus compañeros de producción externa habían decidido apoyar y financiar, y de cuánto había costado poder financiarlo-. Los tipos encargados de colocarla en antena no sabían de qué iba, ni que dos años antes TVE había realizado una primera entrega. Hubo menosprecio absoluto, no sabían dónde colocarla en la parrilla. Para presionar y pedir explicaciones ante tanto retraso, recuerdo que tuve solicitar audiencia con el máximo responsable de programación de la cadena y, cuando me hallaba en el umbral de su bunker-despacho de Torrespaña, decidió que no me recibía: una secretaria me dijo que alguna secretaria me llamaría para decirme algo. Nunca me llamó nadie, claro: pasaría más de año y medio hasta que nos enteramos que la serie se emitiría a las 15.30 h. ¡¡pegando los programas de dos en dos!! ¡¡Sí, de dos en dos!! Fue muy cabreante, nos enfadamos muchísimo. La emisión, además de desvirtuar el formato pactado, fue una chapuza técnica: se comían la cabecera de salida del programa que terminaba y empalmaban el siguiente, eliminando la cabecera de entrada de éste (el lío para muchos espectadores fue monumental, no sabían qué había terminado o qué acababa de empezar). Protestamos, por supuesto, pero ni caso. Los tiempos habían cambiado: Pilar Miró ya no estaba, la habían invitado a dimitir por una falsa acusación de no sé qué trajes, le hicieron una jugarreta ciertamente repugnante. Desde luego, con ella en la dirección general de la Casa, semejante aberración hubiera sido imposible. Todo muy lamentable.  
Primero se anuncia la emisión en julio de 1.992, después en octubre.
El tercer anuncio se hace el 9 de noviembre de 1.992, el cuarto -y definitivo- en enero de 1.993
Día del estreno: lunes 11 de enero de 1.993
Las quejas por tanto retraso

miércoles, 15 de diciembre de 2010

ALQUIBLA, VEINTE AÑOS DESPUÉS



Ahora que ALQUIBLA se ha vuelto a exhibir por La 2 (octubre/noviembre 2010 a las 19h.), me invaden –como productor y director del programa- una serie de emociones contradictorias y inextricables que trataré de expresar en posteriores entradas de este modesto blog que hoy arranca.
Hacía años que no veía ninguno de los veintiséis capítulos que componen las dos entregas. Y ha sido agradable comprobar que muchos de ellos mantienen la vigencia del primer día. Otros, sin embargo, por distintas razones, se ven afectados por el paso de los veinte años transcurridos desde su producción. Para mí hay ahora, no obstante, una considerable diferencia entre la primera y la segunda parte, mucho más suelta y elegante ésta que aquélla: sin duda, la experiencia acumulada en el rodaje y el montaje de Alquibla I sirvieron para desarrollar mejor en Alquibla II el formato que queríamos proponer, en muchos capítulos más cercano al poema visual que al trillado documental cultural, género éste cuyos mandamientos de estilo siempre he aborrecido.
Antes de nada, paso a reproducir parte de los textos que sirvieron de presentación a las dos entregas, y que también se utilizaron para las carpetas de los discos con las bandas sonoras.     

Juan Goytisolo con Cheija Rimiti en París durante una pausa del rodaje de 'La Música rai'
Juan Goytisolo, guionista y presentador de la serie, exponía así el propósito general de ALQUIBLA I:
Nuestra percepción de las culturas ajenas no suele fundarse en una realidad objetiva sino en la imagen que tenemos de ellas. Cuanto más nítida y definida sea la imagen, mayor será nuestra convicción intima del conocimiento y comprensión de aquéllas: cualquier incursión en el interior de las mismas será así una mera confirmación del presunto saber que ya poseíamos. En consecuencia, tendemos a ensalzar las expresiones cinematográficas que, en vez de nadar contra corriente para desvelarnos algo nuevo, se dejan arrastrar por la rutina de lo definitivamente acuñado y sabido: imágenes que, a fuerza de repetidas, se transforman en clichés previos a nuestra visión de los hechos y las cosas, suplantan a éstos y acaban por ofuscarnos con la fuerza cegadora del mito.
Mientras las culturas más próximas o más remotas a la nuestra pueden ofrecernos, en virtud de su misma cercanía o distancia, una abigarrada profusión de imágenes, el actual dispositivo imaginario del Islam, inmediato a nosotros y no obstante inasimilable, se limita por lo común a un número muy reducido de clichés de identificación engañosa y fácil. Luchar contra el mito, contra la ingente masa de leyendas estereotipos que envuelven al islam y su cultura, lo petrifican, enturbian, falsean, tal es el propósito de ALQUIBLA.



Frente a esa reducción arbitraria a un puñado de láminas anodinas, nuestra serie pretende devolver al islam su dimensión actual e histórica: la de una cultura rica y plural, diversa y contradictoria, extraordinariamente viva. Religión, sí, pero asimismo fragua de sociedades perfectamente diferenciadas entre sí, arte, urbanismo, paisaje, música, costumbres, política, misticismo, fiestas, celebraciones rituales. A fin de quitar las telarañas de los ojos y combatir la pereza de las anteojeras, ALQUIBLA propone una visión del espacio islámico, no un reconocimiento: visión fragmentaria, subjetiva, parcial, sin ningún propósito generalizador ni condescendencia etnocéntrica, mirada a la vez exterior e interior, respetuosa y crítica, producto de un conocimiento y simpatía creados por las experiencia de una larga convivencia fecunda.





Luis Delgado en su estudio de Madrid




Luis Delgado, autor de la música, decía sobre su trabajo lo siguiente: (…) los años de recopilación de instrumentos, información, sonidos, e incluso interpretación de música del mundo árabe, me invitaban a lanzarme al proyecto, eso sí, con todas las respetuosas distancias que ese universo musical tiene (…) No se trataba de realizar una banda sonora de música árabe en el sentido más ortodoxo del término. No se buscaban las escalas estrictas del Malouf o de la Nuba, tampoco había que reproducir los ritmos obsesivos de los gnawas o de los bereberes. Debíamos encontrar el clima exacto que universalizara un atardecer en el puente de Gálata, con todo lo que tiene éste de cosmopolita, a la par que se necesitaba un telón de fondo adecuado para recitar unos versos sobre la tumba de Rabiaa al Aadauia, a pocos metros del tráfico y del ajetreo diario de una cuidad como El Cairo. Inmediatamente comenzamos a crear los ambientes sobre los guiones y a buscar las esencias y los perfumes sonoros que cada secuencia nos sugería. Han sido muchas noches rodeados de guimbris, d’rboukas, bendhires, tablas, teclados, krakebs, uds, flautas, tares, adufes, sazs, ordenadores, aguales, tam-tams, guitarras, psalterics, palos de lluvia, teponatzlis, khols, cántaras. mrindangas, nickelharpas, y un casi interminable etcétera que abarca instrumentos de todo el mundo. (…) Un solo segundo de la fascinación que el mundo árabe puede ejercer sobre nosotros justifica con creces, en mi opinión,  el trabajo que hay detrás de cada capítulo de ALQUIBLA.



Haciendo fotos durante un rodaje en Marrakech




Yo resumía mis intenciones así: El acercamiento al islam y los musulmanes es siempre complejo, no tanto por razones aparentes, aquellas relacionadas con las costumbres y los modos de entender ciertos mecanismos de la vida cotidiana, sino por el enorme caudal de clichés previos, inculcados durante tantos años por un entorno cultural tan pobre, unidireccional, reaccionario y decadente como el que padecimos, y en parte seguimos padeciendo en España (…) Este hecho enturbia inmediatamente nuestra mirada cargándola de prejuicios muchas veces difíciles de combatir. Para mí era una necesidad urgente desprenderme de ellos, soltar ese lastre que podría convertirse en una especie de enemigo interior a la hora de afrontar cualquier aspecto de mi trabajo en la serie. (…) Así, liberado de los vicios del etnocentrismo, me planteé como tesis básica o fórmula general de trabajo, al hilo de los textos de Juan Goytisolo, el tratamiento de los temas desde una perspectiva de simpatía crítica que me dio toda la libertad que necesitaba (…) Aunque ALQUIBLA sea, desde un punto de vista estrictamente formal, una serie documental (…), cada uno de los trece capítulos que la componen ha merecido su propio tratamiento específico, tal es la variedad de temas tocados, en realidad trece bien distintos, aún cuando todos se desenvuelven en el ámbito musulmán. No es lo mismo hablar de la cofradía de los derviches giróvagos, su historia y circunstancias actuales; de la situación de las mujeres en los países islámicos, tan diferente en cada uno de ellos; del problema palestino, envenenado por razones de dominación política, etc. Así, cada tema ha requerido un planteamiento especial, diferente del resto. Quiero aprovechar la oportunidad (…) para agradecer y felicitar públicamente a Televisión Española por la valentía en producir una serie como ésta, tan alejada de los caminos conocidos, tan poco habitual, y ofrecer al espectador la oportunidad de acercarse a un mundo a la vez próximo y lejano, poco conocido y plagado de increíbles coincidencias con el nuestro. Igualmente aprovecho la ocasión para expresar mi absoluta y rotunda solidaridad con la lucha que el pueblo de Palestina está llevando a cabo contra los invasores de su tierra. A pesar de la abundante información que podamos tener de lo que allí sucede, nada es comparable al escalofrío que produce verlo con tus propios ojos. La situación en los territorios ocupados es la de un pueblo que se defiende a pedradas de un ejército armado hasta los dientes con lo más sofisticado de la industria de la muerte. Sabemos que la razón está de parte de los palestinos, claro. Pero, hoy por hoy, son ellos los que caen bajo el fuego de las balas. Desde aquí, un saludo, y el mejor deseo para que el inmediato futuro les recompense por el sufrimiento de ahora.







Para la presentación de ALQUIBLA II, Juan Goytisolo escribía lo siguiente:
Dice el refrán que nunca segundas partes fueron buenas. La del Quijote no obstante lo es y constituye incluso el texto fundamental de la moderna novela europea. Sin aspirar desde luego a la grandeza de ejemplo tan ilustre, el segundo bloque de ALQUIBLA se propone extender y profundizar el ámbito espacial, histórico y cultural expuesto en el primero, sirviéndose de la experiencia en el rodaje y ensambladura del mismo. Evitando la trampa de quienes pretenden explicar y resumir en unos cuantos capítulos la totalidad de la cultura islámica       -empresa forzosamente reductiva y didáctica bajo la apariencia de una supuesta objetividad-, hemos preferido de nuevo centrar la mirada en determinados aspectos, lugares y situaciones de aquélla que por una razón u otra aguijan especialmente nuestro interés y despiertan nuestra sensibilidad. Libre de las anteojeras etnocéntricas que convierten de ordinario la visión occidental del mundo islámico en una colección de clichés adocenados y falsos, ALQUIBLA II se esfuerza en mostrar el vasto territorio de Dar al Islam desde Tánger a Samarcanda con su infinita riqueza y variedad de matices sin que la legítima emoción estética avasalle ni eclipse la indispensable lucidez crítica: temas tan distintos como el de los “últimos juglares” de la plaza de Xemáa el Fná en Marrakech y el hábitat cultural de la comunidad mozabí de Ghardaia, el fascinador Islam africano de Malí y los orígenes y evolución del rai oranés; la exposición rigurosa de los cinco pilares de la fe islámica: el precepto religioso de Ramadán; la historia pasada o reciente, como la de los capítulos consagrados a Abdelkrim y la epopeya del Rif y la revolución iraní, desde la sublevación popular contra el Sha a la mortífera guerra del golfo; la encuesta sobre la situación actual de los musulmanes en la República de Uzbekistán y de los españoles victimas de la fallida descolonización de Marruecos; la hermosa sencillez de los cementerios islámicos en los antípodas del hermetismo, solemnidad y aparato de los del orbe cristiano; el encuadre físico-cultural de una ciudad, Erzurum, situada en el corazón de la Turquía profunda… Selección amorosa de imágenes transmisoras de conocimiento y sensibilidad, destinadas a ampliar y a veces a corregir la visión del público occidental y no occidental acerca de una gran civilización que forma parte de nuestra historia y a la que debemos dejar de contemplar con los ojos precavidos de un enemigo. 



Luis Delgado y yo en las oficinas de la productora




Luis Delgado redactó este texto para los trece capítulos de la segunda entrega: El planteamiento de la segunda parte de ALQUIBLA llevaba consigo la creación de unas atmósferas sonoras que dieran continuidad a la serie, junto a otras radicalmente distintas a las utilizadas en la primera entrega. Por ello hubo que añadir más instrumentos a la ya numerosa colección existente: la doira, el dutar y el surnai de Uzbekistán. El zamr, la tsambouna, el kanun, el argún y el duduk de Turquía. El kaval búlgaro y la sona china. El nai de Kurdistán. El dhol y el khol hindúes. El jozé, el zarb y la zourna de Irak, la vihuela de Péñola, contemporánea de la guitarra morisca, presente en miniaturas del medioevo español. El guitarro castellano, el kamanjé egipcio, el argelino tabl, el chang de Pakistán, la valiha de Madagascar, la dvojnica yugoslava, la cítara húngara, etc., etc. Ante todo, y la igual que en la primera parte de ALQUIBLA, hay que remarcar que en ningún momento se ha intentado grabar una música de carácter riguroso desde el punto de vista étnico. Simplemente hemos puesto todo nuestro interés en encontrar las esencias sonoras que latieran al mismo ritmo que las imágenes, sin limitaciones geográficas ni estéticas. Instrumentos musicales de todo el mundo y de todas las épocas. La tecnología junto a la tradición, y la electrónica automatizada unida a la más cuidada artesanía. 



Escenas en Malí del capítulo 'El islam negro'






Por mi parte, resumí lo que pretendía en los siguientes párrafos: Nuestro acercamiento al islam se amplía con trece nuevos capítulos de ALQUIBLA. Pero nuestra mirada no se detiene en el terreno estrictamente religioso; al contrario, es casi una excusa para adentrarnos y profundizar ámbitos poco conocidos de una cultura como la musulmana, tan rica, variada y llena de matices, que no deja de sorprendernos cuanto más la conocemos. Esta voluntad de conocimiento se manifiesta en tratar temas muy distintos con el mismo espíritu de simpatía crítica que ya nos animaba en la primera entrega. A pesar de las enormes dificultades de producción que una serie como ALQUIBLA II origina por su propia envergadura, el resultado final ha sido extraordinariamente gratificante. Creo que todo el equipo del programa ha conseguido realizar trece documentales de gran calidad técnica, alto resultado estético y, sobre todo, un producto de enorme interés por su contenido. Esta segunda parte sigue siendo muy ambiciosa, como ya lo fue la primera. Y también exigente con el espectador, con su atención. Dado que precisamente no corren muy buenos tiempos para nadie que no pertenezca a esta Europa amurallada y excluyente que nos construyen, será bueno que ese espectador atento aproveche la oportunidad que nos brinda Televisión Española para tratar de romper con el desconocimiento de una cultura que además forma parte de nuestra propia historia. 

Rodaje en Uzbekistán de 'Los musulmanes soviéticos'






Cada capítulo de las dos entregas de la serie tiene media hora de duración. ALQUIBLA I se emitió por tve-2 en 1.989, a media tarde. ALQUIBLA II, terminada en marzo de 1.991, no se puso en antena sin embargo hasta enero de 1.993 (casi dos años después), también por La 2, en horario de sobremesa, pero agrupando los episodios de dos en dos. Un desastre de programación que afectó mucho a la percepción de los valores del programa. Fue como tirarla a la basura o, como dijo Goytisolo, “desprogramarla” a conciencia.

Rodaje en Irán de 'Díptico Chií'






La serie se ha vuelto a emitir por el desaparecido canal de digital+ Cultural.es durante el verano de 2.010. Y ahora, de nuevo, por La 2: el último programa, dedicado al líder rifeño Aldelkrim, el pasado día 26 de noviembre. También se exhiben capítulos puntuales en diversas sedes del Instituto Cervantes por el mundo. 







Rodaje de 'Los ascetas del desierto', Ghardaia, Argelia
















Capítulos de ALQUIBLA I
Los derviches giróvagos
El Cairo, díptico urbano
Palestina después de su diáspora
Gaudí en Capadocia
Ermitas y romerías, el culto popular de los santos
Estambul, la ciudad palimpsesto
Zagüias y cofradías islámicas
Itinerario de un campeón
El espacio en la cuidad islámica
Ver sin ser vista, la mujer en el islam
El desierto, realidad y espejismo
Islam, realidad y leyenda
Nas al Ghiwan, la música del trance


Capítulos de ALQUIBLA II
El islam negro
Ramadán
Los musulmanes soviéticos
Los atletas de Alí
Los ascetas del desierto
La Turquía profunda 
Cementerios islámicos
La otra orilla
Díptico chií 1: del despotismo a la revolución
Díptico chií 2: de la revolución a la guerra
La música rai
Los últimos juglares
Abdelkrim y la epopeya del Rif


Escena de lucha del capítulo 'La Turquía profunda'